Empezó cuando yo estaba en el octavo grado. Yo tenía 13. Él tenía 15. Yo en realidad jamás había estado en una relación hasta entonces. Empezamos a salir en diciembre 2004. Él era muy bueno, cariñoso, y todo lo que yo buscaba. El abuso empezó un mes después de que estuvimos juntos. Me dijo qué era lo que yo podía decir, cuándo me podía dormir y a quién le podía hablar. Yo ni siguiera podía levantar la vista al menos que él me dijera que lo mirara a él. Me insultaba.
Febrero 2005
Para el Día de San Valentín, le compré un osito de felpa muy bonito y algunos chocolates. Él me regaló una cadena de un dólar. Me dijo que mis regalos eran basura, que yo era basura, y que yo no merecía la cadena.
Marzo 2005
Mi clase salió en un viaje escolar. Estábamos divirtiéndonos y jugando. Él entro a un salón de boliche vacilando con otra muchacha y yo me tuve que quedar sentada y verlo todo. Durante el regreso, quiso poner sus dedos en mis partes privadas. Le dijo que no y le hice saber muy claro que no quería que lo hiciera, pero de todos modos lo hizo. Me sentí como una perdida. Me sentí sucia.
Estaba planeando ir a la casa de mi amiga. Es mi mejor amiga y no le pregunté a él si tenía permiso de ir. Me llamó 60 veces y me dejó 10 mensajes grabados, amenazándome, insultándome. Dijo que me iba a arrepentir de esto y algo iba a suceder y no iba a ser pronto. Mi mejor amiga escuchó todo y fue el colmo. Le llamó y le dijo que me dejara en paz. Ella le gritó y lo insultó. Sorprendentemente él se disculpó pero tan pronto como llegué a la casa me culpó. Y me echó la culpa de que él se haya tenido que disculpar. Me echó la culpa y me gritó por todo. Me estaba insultando cada dos segundos. Me insultaba cada minuto. Nunca cumplió sus amenazas. Sólo los insultos de siempre y las órdenes que escuché.
Mayo 2005
Cuando el año escolar estaba terminando, estaba yo platicando con dos de mis amigas en la clase, sólo porque él no estaba en el salón. Él me llamó por mi nombre. Yo estaba confusa. Pensé que no estaba en el salón pero entró poco después de que yo había entrado. Me volvió a llamar porque no le contesté. Me dijo que me fuera a sentar y me preparara para la clase. Le dije, que no, que todavía tenía algunos minutos para platicar. Fue la primera vez que en realidad me rebelé y lo desobedecí. Pude notar el enojo que recorría dentro de él al decirle no. Sus ojos se volvieron de café a negros. Yo no sabía si aún estaría viva dentro de unos minutos. El silencio llenó el salón y él aumentó sus gritos. Yo le rogaba a Dios que nadie nos estuviera viendo pero todos nos miraban. Todo lo que escuché fueron unos pasos. Eran fuertes y poderosos. Cerré mis ojos. Me agarró del brazo derecho y lo apretó fuertemente. Me tenía agarrada fuertemente del pelo y lo jaló. Yo estaba en choque. Me estaba arrastrando por el piso. Me aventó dentro de mi escritorio. Mi cuadril pegó contra la agarradera de metal. Me apretó la cara y me dijo una vez más que me preparara para la clase. Yo estaba confusa. ¿Por qué no me ayudaba alguien? ¿Por qué nada más se quedaron sentados y nos ignoraron?
Enero 2007-Mayo 2009
Dos de mis mejores amigos son varones. Pero me pegaron bastante. También me insultaron. Una vez cuando yo me dirigía a comer, uno de estos amigos estaba en mi hora de comida. Pasé junto a él. Me agarró, apretó sus manos alrededor de mi cuello. No podía yo zafarme y uno de mis otros amigos no dejaba pasar a mi novio. No ví nada más que la cara de mi novio. Las voces estaban desvaneciendo y sentí calma. Entonces mi amigo me soltó. Mi novio me dijo después que me soltó porque le había dicho que me soltara porque era todo lo que podía hacer. Yo estaba contenta de que mi amigo le hizo caso.
En otro tiempo estaba hablando con otro muchacho que es mi amigo. Él estaba alegre y sonriente. De repente su actitud cambió y me agarró del brazo y me lanzó contra la pared. Mi cabeza pegó contra el cemento. Estaba yo en choque. Unos días después, me rodeó mi cuello con sus brazos. Lo que había sucedido anteriormente se me vino a la mente. Grite. Dijo, “Cállate. Tú sabes que no te voy a lastimar.” Pero yo sentía su apretón más y más fuerte y me dijo lo contrario. Retrocedí y me tropecé con su mochila y sus manos soltaron mi cuello. No sabía que hacer, así es que me fui y le dije a mi novio. Él me dijo que lo enfrentara y así lo hice. Le dije que si me volvía a tocar se iba a arrepentir. Nunca me volvió a tocar.
Han pasado cuatro años desde mi primera relación violenta y un mes desde la última. Nunca fui con una consejera. No sabía que lo podía hacer. Nadie me ayudó. Aún no me recupero del abuso verbal, el abuso emocional, el abuso sexual, y el abuso físico. Se me hace difícil aún hablar de todo eso. Tengo un nivel de auto-estima muy bajo y siempre termino en otra relación abusiva con mis amigos varones. He estado pasando por este abuso por cuatro años. He pasado por abuso en el octavo grado, mi noveno, décimo y onceavo año. Mi novio es el único muchacho en quien confío. He estado con él por siete meses. Hace como un mes, el me ayudó a enfrentar a uno de mis amigos quien me estaba abusando.
Y ahora soy libre.